Once Mil Vírgenes y Tres Reyes Magos
Para explicar el contenido del escudo hay que retroceder en la historia hasta comienzos del siglo IV, cuando el
emperador Constantino gobernaba Roma y garantizaba la libertad de culto a los cristianos. Mientras tanto su
madre, Santa Helena, se dedicaba a buscar reliquias sagradas y gracias a su suerte hallaba la cruz de Cristo
y las tumbas de los tres Reyes Magos, entre otras cosas.
A pesar de que en la Biblia no se señala ni el número ni los nombres de los "sabios de
oriente" que visitaron al Niño Jesús y a pesar de los casi tres siglos transcurridos desde esa
visita, a Santa Elena no le cupo la menor duda de haber encontrado los restos de Melchor,
Gaspar y Baltasar. La leyenda es confusa en este punto, pero lo más probable es que luego
de una corta estadía en Constantinopla, las reliquias se llevaron a Milán en el año 331 como
un regalo del emperador.
Ochocientos años después, en el siglo XII, pasada ya la época más oscura de la Edad
Media, cuando el sistema feudal empezaba a declinar y los reinos europeos comenzaban
a formarse, el emperador Federico Barbarossa vio que Milán amenazaba su intención de
centralizar el poder estatal en su persona, de manera que atacó y tomó la ciudad en 1164.
Varios tesoros de la ciudad pasaron al poder del emperador, entre ellos los venerables
restos de los Tres Reyes que fueron llevados a Colonia, la residencia del canciller del
emperador.
Desde esa fecha y a pesar de las guerras, los bombardeos y los tiranos, los Reyes han
podido mantener casi ininterrumpidamente su residencia en la catedral de Colonia donde
cada navidad se hace un enorme nacimiento con todos los personajes usuales pero sin los
Reyes Magos, pues los verdaderos están a pocos metros en una urna dorada. Así se
explican las coronas en el escudo de la ciudad.
Para explicar las once llamas, es necesario volver nuevamente al pasado, al siglo V, cuando
el cristianismo no terminaba de extenderse por Europa y los ataques de los barbaros
aterrorizaban a los europeos. Cuenta la leyenda que en esa época, Ursula, la hija de un rey
cristiano de la Gran Bretaña fue pedida en matrimonio por el hijo de un rey pagano.
Inconforme con este destino y con la intención de permanecer virgen, Ursula emprendió una
peregrinación hasta Roma, acompañada de otras diez doncellas nobles. A cada una la
acompañaban mil vírgenes más, lo cual hacía un total de, según dice la leyenda, once mil
vírgenes.
Cuando, a su regreso de Roma, las jóvenes navegaban por el río Rin a la altura de Colonia,
cayeron en manos de los temibles hunos. Por negarse a renunciar a su fe y a ceder ante los
deseos de lo hunos, Ursula y diez más sufrieron martirio y murieron. A raíz de este trágico
incidente, Ursula fue santificada y su culto fue muy popular durante varios siglos. Su nombre
es aun hoy común en la zona vecina a Colonia.
Pero ni las llamas ni las coronas llegaron al escudo por casualidad. Ambos fueron el resultado de lo que se podría llamar una campaña de "marqueting medieval" que tenía como objetivo hacer de la ciudad un lugar de peregrinación. La campaña fue exitosa y gracias a los peregrinos y a la laboriosidad de sus habitantes, Colonia se convirtió en una de las ciudades más ricas de la Edad Media y con una de las primeras universidades europeas. Además ahí se inventó el Agua de Colonia. Pero esa, es otra historia.